Hay una cosa que me gustaría destacar, y es la oportunidad tan especial que me brindó KASAK para conocer un poco mejor cómo funciona el mundo, y por supuesto, también de conocerme un poquito más a mí misma.

Me traigo esa mirada de ilusión, esos abrazos de agradecimiento, esas risas cómplices, los juegos de cada día, los mil rincones que conocí y la maravillosa sensación de formar parte de un equipo.

«Para mí todo empezó como un gran sueño. Hací­a mucho tiempo que sentí­a la necesidad de poder sacar a fuera toda la energí­a que tení­a dentro y no podí­a canalizarla de ninguna manera más que formando parte de algún proyecto de alguna ONG. Así pues, después de algunos meses vagando por internet me topé con KASAK…»